jueves, 25 de julio de 2013

Baby, I Love You

Simplemente “te quiero”. La mayor obviedad posible, las palabras más evidentes para una canción de amor desencadenan unas primeras estrofas, torpes y sinceras, protagonizadas por ese momento previo, incómodo pero emocionante, en el que alguien que no puede esperar un segundo más para declarar sus sentimientos balbucea intentando explicarlos. La conclusión, tras una serie de frases hechas, que se agolpan incrementado la tensión del momento, es previsible y sencilla: Baby, I Love You.


Un momento que se piensa y se ensaya, que se imagina con el deleite del triunfo o con la desesperación del fracaso, que se magnifica o se minimiza en función del momento y de la experiencia pero que, al final, tras el suspense incontenible que suelen acarrear las primeras veces termina, simplemente, con un “te quiero”. Al menos en las canciones. Al menos en esta canción en la que, una vez se pronuncian “las palabras mágicas”, la melodía y los coros que las acompañan no pueden parar de repetirlas: Baby, I Love You; Baby, I Love You; Baby, I Love You.
The Ronettes.
Compuesta por Jeff Barry, Ellie Greenwich y el mítico Phil Spector en 1963, Baby, I Love You quería repetir la fórmula de una canción que los mismos creadores habían lanzado tan sólo unos meses antes: Be My Baby. Un hit que alcanzó un segundo puesto en las listas y que supuso la tan esperada llegada al éxito de The Ronettes. Conocidas en un primer momento como The Darling Sisters y, a principios de los sesenta, como Ronnie and the Relatives, aludiendo a los vínculos familiares de las componentes (Veronica y Estelle Bennet eran hermanas mientras que Nedra Talley era su prima), las tres jóvenes de apenas veinte años fichaban por la compañía de Phil Spector (Philles Records) tras años intentando abrirse hueco en el complejo panorama musical de la época.


Reuniones familiares, clases de canto, sustituciones y sobredosis de maquillaje y peluquería para actuar furtivamente en clubes para los que no tenían edad, resumen los primeros años de esta formación que, a pesar de sus esfuerzos, no terminaba de encontrar su sitio. Cansadas del fracaso en las listas y de ser las coristas y bailarinas para los cantantes masculinos de turno, Estelle decidió llamar a un prometedor Phil Spector y pedirle una audición. 

The Ronettes.
Es así como, en 1963, la suerte cambia para The Ronettes. De la noche a la mañana, se convierten en las voces que encarnaron uno de los mayores éxitos de Spector, el muro de sonido, técnica de estudio que consistía en grabar y acumular varias capas de sonido añadiéndose a la instrumentalización original y generando una melodía densa, tremendamente orquestada, profunda, llamativa y novedosa. El sonido de los sesenta.


La inquebrantable voz de Ronnie supo otorgar un brillo especial a las joviales melodías de Spector que, plenamente consciente de la valía de la joven, intentó deshacerse de las otras componentes del grupo al considerarlas incapaces de funcionar en un estudio. Fruto de esta incipiente obsesión del productor por la que más tarde se convertiría en Ronnie Spector, sometida y abocada a un matrimonio destructivo del que literalmente tuvo que escapar, se llevó a cabo la grabación de Baby, I Love You. Separada del resto del grupo, a quien Spector envió de gira, Ronnie grabó este tema en California, acompañada de Darlene Love y una jovencísima Cher a quien también se le habían encargado los coros de Be My Baby y a la que Spector conocía por ser la novia de uno de sus empleados, Sonny Bono.

Cher en los 60.
Años más tarde, en 1974, Spector volvería a apostar por Cher en una nueva versión de este tema, pero su ritmo decelerado, su languidez y su mediocridad respecto a la original hicieron que la canción no sólo no triunfara, sino que nunca llegara a formar parte de un álbum.


Pero en noviembre de 1963, con el éxito de Be My Baby todavía resonando en las radios, Baby, I Love You parecía abocada a un éxito imparable y, de hecho, en tan sólo unos días alcanzó el puesto 24 en las listas norteamericanas. Pero la tragedia de Baby, I Love You fue la misma que la de la Norteamérica idealizada de los sesenta: el asesinato de Kennedy. Cuando todavía no se sabía nada del movimiento hippie ni de sus reivindicaciones, y aún quedaban lejos el punk, los ochenta, el grunge y las Riot Girrrls de los noventa; cuando la música todavía se contemplaba como algo inocente y, aparentemente, desligada de la política; la eliminación de las emisoras de radio y de las listas de ventas de todas las canciones alegres y esperanzadoras demostró que esta creencia no era cierta y, un luto exagerado y riguroso se impuso en los Estados Unidos, anticipando la manipulación mediática, las estrategias de modificación de la conducta social y la tristeza de los años venideros con la guerra de Vietnam como epitafio del sueño americano y el anuncio de una nueva era.


De este modo fue como el segundo single de The Ronettes pasó desapercibido para la historia y, aunque fue incluido en el álbum Presenting the Fabulous Ronettes a finales del 64, Be My Baby siempre ha eclipsado el recuerdo de este grupo que se extinguió en 1967 y que, en los últimos años, tuvo que compartir giras con bandas como The Beatles o The Rolling Stone sin poder evitar sentir, una vez más, que regresaban a ese origen de acompañamientos y coros de los que, a principios de los sesenta, habían intentado huir.


Y sin embargo, no cuesta imaginar durante esos años sesenta, en la ciudad de Nueva York, a un joven preadolescente desgarbado que escuchaba con devoción, en la soledad de su cuarto y de sus primeros años, la música emocionante y, sobre todo optimista, de Baby, I Love You.


Devorando todo tipo de singles, coleccionando hits, adquiriendo discos con esfuerzo y dificultad, fantaseando con las voces amigas de grupos como The Crystals, The Shirelles o The Ronettes…:


-Jeffry, ¿alguna vez te he dicho lo bien que me siento al abrazarte[1]?- 

The Crystals.
Unos años antes de que Jeffry Ross Hyman se metamorfoseara en Joey Ramone y se convirtiera en el alma de la que fue la primera banda punk de la historia, Ramones; sus gustos musicales se nutrían en parte de los llamados grupos de chicas. Otras bandas como The Who o The Beatles también acompañaron a Joey en su infancia y, con la pubertad, sus gustos se abrieron paso hacia sonidos más actuales -y menos bochornosos para la imagen pública de un postadolescente- como los de los Stooges o, ya en los setenta, The New York Dolls. 

Joey Ramone con un gatito.
Todos marginales, todos peculiares, la primera formación de los Ramones se unía en 1974 con ninguna pericia técnica y sin pretensiones, con mucho menos éxito comercial y un sinfín de penurias personales que se acumulaban entre canción y canción (los trastornos compulsivos y la inseguridad de Joey, el talante violento y ultraconservador de Johnny, la adicción a las drogas de Dee Dee, las luchas de poder y las diferencias personales dentro del grupo…). Acostumbrados a tocar en su país en locales pequeños y clubes desconocidos, los Ramones dejaban con la boca abierta a todos los que los escuchaban. Sus letras hirientes, su humor negro, su sonido depurado, intenso y febril, su falta de habilidad y su absoluta despreocupación al respecto les convirtió en ídolos para todos aquellos que alguna vez quisieron formar una banda. No es sólo que dieran el pistoletazo de salida para grupos míticos ingleses como The Sex Pistols o The Clash sino que, a día de hoy, y curiosamente en la escena teen de la costa Este y neoyorquina bandas como The Vivian Girls, The Babies o The Black Lips beben todavía del sonido, la estética y el espíritu de los Ramones[1]

Ramones.
Ep de Helen Love.
The Dum Dum Gilrs.


En 1980 tras haber publicado Ramones (1976), Leave Home (1977), Rocket to Russia (1977) y Road to Ruin (1978) sin que la banda terminara de captar el gusto de la gran audiencia y, por tanto, sin obtener beneficios económicos notables probaron, en 1980, a producir un disco con un decadente y trastornado Phil Spector. Ya con una segunda formación de la banda en la que Marky Ramone sustituye a Tommy en la batería, sale a la luz un prometedor End of the Century con una versión de Baby, I Love You como primer tema de la cara B del disco.


Una versión brillante, una apuesta personal de Joey que veía por primera vez la posibilidad de imponer su criterio y sus gustos en el sonido de la banda que, con esta canción, admitía finalmente una de sus influencias sonoras (la sencillez, la armonía, la vivacidad, la emoción) y rendía así homenaje, casi sin saberlo y desde luego parte de los Ramones sin quererlo, a esos grupos “de chicas” olvidados y relegados con el paso del tiempo.

Bikini Kill.
La revisión de la historia musical y sus estereotipos y la visibilización de un legado femenino que exaltaron las Riot Girrrls, con su lucha, en los 90, fue algo que Joey Ramone supo ver con una década de adelanto. De hecho, la fusión de estilo y espíritu que se da en un tema como Baby, I Love You lo han convertido en epítome de un cambio que se necesitaba desde hace años y que se aprecia en grupos actuales, eminentemente femeninos, que descienden de estas dos vertientes musicales pero que poseen un espíritu novedoso de independencia, hechas a sí mismas y desvinculadas de figuras paternales como la del productor o las grandes discográficas, llenas de confianza y seguridad y rebosantes de solidaridad femenina (véase Take it as it Comes de The Vivian Girls). Grupos más que necesarios en un panorama en el que no todos los modelos a seguir pasan por hiperproducidas Lady Gagas o Lanas del Rey en un fenómeno, que por un camino mucho menos gustoso, llevaría de vuelta a las Ronettes, e incluso a los Ramones[2], y a la construcción identitaria de la música y el músico como productos de consumo.

The Vivian Girls. Take it as it comes.
Lady Gaga.
The Vivian Girls como The Ronettes.
Lo que en el caso de The Ronettes fue un intento de su productor por alcanzar otro éxito rápido y fácil, en el de Joey Ramone -para los Ramones como grupo no tuvo especial repercusión-, Baby, I Love You fue un intento de liberación, una apuesta personal y profesional, un acto de subversión con un tema que en principio, sólo en principio, no tenía nada que ver con una banda punk.


En la historia de esta canción, versionada en otras muchas más ocasiones, nadie ha sabido impregnarle tal emoción a esa primera declaración de amor como el eterno adolescente herido que de algún modo siempre fue, con su voz aterciopelada y su pronunciación dejadamente desgarradora, Joey Ramone. Con una tranquilidad ajena a la costumbre de un grupo que presumía de su capacidad para reducir el tiempo en el que daban sus conciertos, la canción Baby, I Love You adquirió, para cualquiera que desee detenerse a escucharla, unas connotaciones y una capacidad expresiva de tal calado que sólo es comparable a la sensación que se obtiene, en una de esas primeras veces, cuando alguien te mira fijamente y te dice: Baby, I Love You.





1. En Gales la banda liderada por Helen Love desde 1992 rinde culto a Joey Ramone y a la música de su grupo. Sus discos son un repertorio de melodías rápidas y pegadizas con títulos como Sheena's In Love With Joey Ramoney o Debbie loves Joey que rinden un homenaje evidente a la banda de Queens. En el otro extremo del planeta la banda Shonen Knife, conocidas como las Ramones japonesas, no sólo consideran a los Ramones su principal referente sino que, en 2011, lanzaron Osaka Ramones un disco tributo al concierto que la banda neoyorquina dio en Yokohama en 1997. También en Japón The Romanes interpretan y versionan todas las canciones del grupo en japonés.



2. No hay que olvidar que la imagen de los Ramones se convirtió en un signo de identidad y que, muchas de sus discusiones venían dadas por imposiciones tales como no olvidarse de vestir sus cazadoras de cuero, llevar un corte de pelo concreto o no dejar que miembros como Joey o Dee Dee hablaran con la prensa.

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